Izquierda Mexicana: ¿Locura Peligrosa?

México, 2006. Calderón le ganó la presidencia a AMLO, por 250,000 votos.  El PG, que jamás ha reconocido una derrota, menos lo hizo habiendo una diferencia tan pírrica. 

Este sujeto jamás ha reconocido una derrota 

A las pocas horas de los comicios, la campaña de la izquierda era ya un comando cuyo objetivo era impedir asumir el cargo ganado en buena lid,  a su rival.  Manuel Camacho Solís, escribió un “memorable editorial” en El Universal,  amenazando a toda la clase política,  a la que le pedía no dejar que las sonrisas de los simpatizantes  pejistas, se “convirtieran en puños” .

Aquello fue la  señal de partida: Los ultras, se dedicaron desde el día 3 de julio, a hacer “resistencia civil pacífica” consistente  en  seguir  a políticos, comunicadores, y personajes  conocidos, para insultarlos,  escupirles, e intimidarlos de cualquier forma. Muchos fueron los que recibieron escupitajos, o incluso golpes, y daños  en  sus automóviles.

Los “líderes del movimiento”,  se encargaron de  llamar  para censurar, a líderes extranjeros que se “atrevieron” a  felicitar a Calderón por su victoria.  Empresas  propiedad de simpatizantes  del panista,  fueron saboteadas, por el “pueblo bueno”,  y aquello no fue más que el preámbulo para lo mejor:  La toma del Paseo De La Reforma,   Avenida Juárez,  Madero, y el Zócalo, para hacer un “plantón” de protesta  que duró varias semanas,  paraí obligar a las INSTITUCIONES, a entregar la presidencia de México al candidato perdedor, (pero berrinchudo),  de las elec ciones   de 2006.

Y todo este trance duró meses, porque las elecciones  fueron limpias,  y además fueron revisadas y recontadas  con lupa, y  a conciencia,  a petición del PG, como pocas  elecciones en la historia de la Democracia lo han sido.

Por desgracia para ustedes, ultras, muchos jamás lo vamos a olvidar. 

Eso no bastó para que Andrés el NECIO, recapacitara. Al contrario, él y sus secuaces, jamás reconocieron a Calderón,  arrojándolo a negociar su presidencia ya de suyo acotada, con el PRI. Lo que siguió es de todos  conocido. Quizás perdimos ya nuestra Democracia.

Venezuela, 2012-2013.  En octubre pasado,  Henrique Capriles Radonski, candidato  opositor al chavismo, reconoció su derrota  por 10 puntos porcentuales, frente al presidente Chávez, en una elección  con los dados totalmente  cargados a favor del entonces ganador. Chávez agradeció y reconoció entonces a Capriles.  Pocos meses después, se sabría del fallecimiento del Presidente,  y vino una convocatoria a nuevas elecciones, que se celebraron recién el domingo pasado. Ahí viene lo bueno:  Maduro, -delfín chavista-, gana las elecciones por… ¿adivinan? ¡250,000 votos!

Capriles,  nuevamente el candidato vencido, visto lo apretado del resultado,   pidió un recuento de votos.  Maduro de primeras  lo aceptó. Sin embargo al día siguiente, sorpresivamente  decidió olvidar dicha aceptación, y mejor se fue directo al Ente Electoral,  a que las autoridades electorales le entregaran su Constancia de Presidente Electo.

La reacción de los opositores, fue protestar, marchando a la sede del Poder Electoral,  y haciendo ruido con cacerolas. (No habría “marcaje personal” a personalidades, y  jueces,  no habría plantones permanentes,  ni sabotaje a empresas paraestatales, o simpatizantes chavistas, ni nada por el estilo).

  Sin embargo,  Diosdado  Cabello, presidente del Congreso, y el mismo  Maduro, decidieron PROHIBIR, -así, nomás por sus pistolas-, el derecho de la  Oposición a manifestarse. Y más aún,  prometieron  tomar medidas “serias” contra  los opositores inconformes, a quienes se atreven  a llamar  “golpistas”, y proceden  contra ellos encarcelando a  varios , y  responsabilizándolos de las muertes, que lamentablemente ya hubo en estos días,  producto de la violencia generada por  la inconformidad,  no solo por las elecciones, sino también por  las medidas  adoptadas  por  el gobierno.

Pero nada tiene que ver  esta reflexión, con el conteo de votos, o con el resultado de las elecciones  en  Venezuela.

La cuestión es DENUNCIAR  la DEMENCIA de la izquierda mexicana.  ¿Qué demonios  puede haber en la cabeza, de  quien aplaude que  Maduro haya reprimido a una oposición mucho  más pacífica  que  la de nuestra  izquierda local?

¿Estos eran los manifestantes pacíficos e inofensivos? 

¿En qué clase de-mente, puede caber la creencia, -nomás porque Maduro  “dijo”-,  que una oposición que marcha, y  hace sonar cacerolas,  puede ser  “golpista” y hasta  “matar”?   

Si hay quien aplaude la represión de Maduro,  y cree que  una  oposición clasemediera  puede tirar a un Régimen de aspiraciones totalitarias,  que es quizás  el más y mejor armado de América Latina,  seguramente  los opositores a la izquierda mexicana,  tendríamos que  tener la certeza que talibanes como Fernández Noroña, Batres,  y sus esbirros, -mil veces más aguerridos que esos clasemedieros  venezolanos-, llegarán a lo que sea, con tal de conquistar el Poder.  ¿Es así?

Por último,  si  no quieren pasar como simples locos incoherentes, o de plano  como  dementes peligrosos que creen que todos podemos ser tan peligrosos como  ellos ,   hagan entonces  que los  “maestros” de Guerrero,  dejen de  ahorcar ya ,  a  un estado que vive principalmente del  Turismo. Los “manifestantes” tratan después de todo, de  derrocar a un gobierno estatal, que  paradójicamente, lleva las siglas de la misma izquierda a la que dicen defender.

Conste que no estamos pidiendo nada de lo que hacen Maduro y Cabello,  tan represores  como cualquier dictador de facto,  y de la derecha que tanto dicen despreciar.  

Hasta La Próxima ©