¿Quién vigila a los vigilantes?

     Una de las cuestiones que han tratado de resolver las grandes mentes de la humanidad es ¿Quién vigila a los vigilantes? Refiriéndose  directamente a la reflexión de mesura en el poder, para los que lo ejercen y los que no.
     Desde los gobiernos de la Grecia antigua hasta nuestros dias, se ha procurado que el poder no recaiga en una sola persona, porque algo muy cierto en la vida es que el poder corrompe, el poder absoluto, corrompe absolutamente. La historia ya nos ha mostrado muchos ejemplos de hombres que se hacen del poder y lo ejercen con brutalidad para satisfacer sus caprichos, para imponer sus ideas a cualquier costo, para reprimir y descalificar a sus opositores; esos mismos personajes son un perenne recordatorio del peligro que hay en permitir que un solo individuo sea el que decida, juzgue y ordene.
     Un eminente poeta romano, Juvenal, fue el que retomó esta idea en unos cuantos versos que plantean el problema en una situación en la que se cuestiona la moral de los guardas de una fémina : Quis custodiet ipsos custodes?, si los guardas ven por la castidad de la mujer que cuidan, ¿quién vigilará que ellos cumplan con su deber?
     El dilema se considera irresoluble por la complejidad inherente pero se puede tomar la propuesta de Platón como lo más próximo a una respuesta : instalar la idea de que ellos (los que ostentan el poder) han sido colocados en sus puestos porque son superiores, porque son capaces; así mismo deben de pensar no hay mejor remuneración que la satisfacción de servir a los que le han otorgado ese poder.
     A está cuestión se le atribuye en buena parte la división del poder (ejecutivo, legislativo, judicial) porque de no hacerlo así, siempre habrá el riesgo de que aparezca el que se levante por encima de los demás y traiga consigo ruina y destrucción a los que somete, si eso sucede, entonces surgirá alguien que pregunte : ¿quién vigila a los vigilantes?